Acné después de los 30

Los 30 es una edad en transición entre el acné y las arrugas o eso debería ser lo normal. 
Cada vez es más frecuente encontrar brotes acneicos en pieles adultas.

Su origen está muy relacionado con los cambios hormonales, el estrés y la polución. Tratarlos a tiempo es primordial para evitar marcas y su reaparición.

Lo más importante, limpieza

Una correcta higiene facial es vital para obtener una piel libre de imperfecciones. Se eliminar, concienzudamente, los restos de maquillaje y si eres de las que no se maquillan, no estás exenta de este paso ya que la polución y la contaminación forman una película de suciedad en tu piel por lo que es de gran importancia limpiar la piel a diario. La limpieza de la piel con agua micelar ayuda a reducir el tamaño del poro combinado con una solución hidroalcohólica (se emplea en muchos tónicos faciales con el propósito de cerrar los poros) un par de veces por semana conseguirás una limpieza en profundidad.

La exfoliación constante es muy buena para conseguir que la piel se renueve y los tratamientos sean más efectivos ya que penetran en capas más profundas de la epidermis. Por último, no hay que olvidar de hidratar la piel.

¿Por qué aparece?

La redacción de este post nace a raiz de un artículo de, Cristina Martín Frutos para Yo Dona, en el que se apunta que las alteraciones hormonales combinadas con el estrés son la unión perfecta para los brotes de acné a partir de los 25 años, que afectan al 30% de las mujeres (frente al 80% de los adolescentes), según un estudio de la Universidad de La Rioja y los laboratorios Uriage . Estos cambios provocan la inflamación de las glándulas sebáceas con la aparición de espinillas y quistes, sobre todo en mandíbula y mentón. La polución, como hemos dicho antes, también ayuda a obstruir los poros además de los azúcares, saturados, de muchas comidas.